Recuerdo una profesora que en la facultad nos insistía que, en esto de los libros de Filosofía, lo mejor era empezar por el final. ¿Por el final del libro? ¿De verdad nos estaba sugiriendo empezar un libro por el último capítulo? En aquellos años la palabra “spoiler” no se había incorporado a nuestro vocabulario, pero hoy a alguno de vosotros se os hubiera escapado esa expresión en clase. Hacer spoiler es desvelar el final de la historia, destripar el argumento de tal manera que deje de sorprendernos. Cuando empezáis un nuevo curso, ya estáis predispuestos a ciertas materias; os han hecho spoiler durante muchos años y parece que ya nada os puede sorprender: la Física estudia el movimiento, la Matemática, el cálculo, la Lengua, la sintaxis... Según van pasando los años, cuando me enfrento a una lectura filosófica -y académica-, me doy cuenta de que mi profesora Mª Teresa, que así se llama, tenía toda la razón. Los filósofos que se dedican con tesón a pensar y repensar el mundo en el que vivimos, tienden por costumbre -la metodología propia de esta disciplina- justificarlo todo con argumentos que se van desvelando capítulo a capítulo a lo largo de su obra. Y, por fin, como si de un artista que firma una obra pictórica se tratase, en el último capítulo, cierran con una habilidad sorprendente todo el proceso argumentativo. Por eso yo, siguiendo los sabios consejos de mi profesora, estos libros de Filosofía no apta para menores, los empiezo por el final, es decir, hago lo que solemos hacer las personas cuando vamos a visitar un museo: mirar, primero, la firma. De este modo, los trazos, el cromatismo de la obra, no me pilla desprevenida. Y sé a qué atenerme. Creedme, eso de “saber a qué atenerse” da mucha seguridad en la vida.
Pero hay otro tipo de Filosofía, ésta a la que vosotros os enfrentáis en bachillerato. Normalmente, los manuales de Filosofía que suelen ofrecer las editoriales, comienzan explicando, ya en el primer tema, qué es la Filosofía. Comienzan dando definiciones wikipédicas de esta disciplina. Vamos, haciendo un spoiler en toda regla. Esto se hace para que “sepáis a qué ateneros”, para que, junto con los criterios de calificación y la relación de temas que entran trimestralmente, os quedéis tranquilos. Pues bien mis pequeños platones, si una cosa he de afirmar acerca de la Filosofía es que es todo menos quedarse tranquilos. No hace mucho me preguntaba Fernando, uno de mis pequeños platones preferidos, si después de haber estudiado esta carrera tenía las ideas más claras sobre la vida. Pues no. La verdad es que no. Más bien estudiar Filosofía suele producir el efecto contrario: grandes incógnitas con forma de nubarrones a puntos de diluviar se ciernen con frecuencia sobre nuestra existencia (se puede ser feliz y tener incógnitas vitales sin resolver, tranquilos).
Por eso yo, este curso, os pediría paciencia. No tratéis de desvelar de una vez qué es esto de la Filosofía. Como las amistades duraderas, vuestro encuentro con esta materia tiene que ser lento, reposado, sin prisas. Vais a enfrentaros a preguntas existenciales sobre las que nunca antes habíais pensado (por pereza, no porque no hubierais sentido curiosidad), pero sobre todo os vais a percatar de varias cosas:
1. Vuestra existencia es contingente (esto quiere decir que el hecho de que hayáis nacido no estuvo determinado por algo así como un destino, y tenéis que dejar paso a una temible expresión: “por casualidad”, que os va a generar cierta desazón). No sois imprescindibles. Moraleja: es vuestro deber -como personas y como ciudadanos- darle un sentido a vuestra vida (vida= periodo de tiempo que transcurre entre vuestro nacimiento casual y vuestra muerte). En la vocación, en ese “estar llamados a hacer algo”, está vuestro sentido.
2. La verdad es un concepto difuso. No seáis crédulos y poned en duda el 99% de la información que recibís a diario. El 1% restante es lo que os dice vuestra madre, y ella, ya lo sabéis, siempre tiene razón.
3. El sentido del humor es absolutamente necesario para afrontar este curso sin que nos queden secuelas. En última instancia, como afirmaba Nietzsche, la vida es un juego. Juguemos, pues, pero no nos olvidemos de que las reglas ya están escritas.
4. Si existiera dios, sería filósofo: están en todas partes. De ahí que existan disciplinas como Filosofía de la Biología, Filosofía de la Ciencia, Filosofía de la Tecnología, Filosofía del Derecho, Filosofía de la Psicología, Filosofía de... Como si de una chinita en el zapato se tratase, el filósofo resulta la mayoría de las veces incómodo, precisamente porque cuestiona lo obvio.
5. Filosofía y Religión son dos asuntos bien distintos. Dejad de preguntarle a vuestro profesor/a de de Filosofía si cree en Dios. La fe no prueba la existencia de nada.
6. El criterio de utilidad no debe ser la medida de todas las cosas.
Y hasta aquí puedo leer... Con suerte, disfrutaremos del camino. Los atajos no son aconsejables: acortan la distancia, pero ¿quién tiene prisa por llegar, cuando se está disfrutando del paisaje en la mejor compañía?
¡Gracias por el spoiler! Tienes razón, pocas cosas se aclararon en mi mente después de primero de Bachillerato (y después de segundo, tampoco). Pero me cuestioné cosas que nunca antes había pensado y descubrí que buscando respuestas surgen nuevas dudas, y que aunque a veces esto pueda parecer muy frustrante, es la esencia de la vida misma. Aún sigo ahí, cuestionándome a mí misma y cuestionando todo lo que me rodea. Cuando una vive sola y sale de su zona de confort (aunque también resulte muy cómodo su nuevo destino) su cabeza comienza a dar vueltas y la ilusión y la nostalgia llegan por partes iguales.
ResponderEliminarNo sé qué aprenderé en esta etapa, no sé si cuando acabe la carrera los números de Economía, siempre estrictos e incuestionables, habrán convertido mi mente en un sistema mecanizado; o si bien el Periodismo y sus ambigüedades me traerán loca la cabeza. Pero sí sé que estoy dispuesta a dudar de todo. Si alguna vez ejerzo como periodista quiero que todos duden de mí. Que duden de lo que escribo. Que duden sobre si mi ideología ha influido en mis palabras. Que lo hagan, que me pongan entre la espada y la pared. Ya sabré yo como librarme del asunto.
En esta nueva etapa probablemente encontraré más dudas que respuestas. Aunque ahora que recuerdo, el otro día le decía a mi madre algo que sí sé con certeza: veintiséis días fuera de casa han sido suficientes para darme cuenta de que nunca la valoré lo suficiente. Y esto podría extrapolarlo a cientos de personas más.
Te sigo de cerca, profe. Espero tus entradas con ganas. Aparte de universitaria sigo siendo estudiante de Filosofía de Bachillerato.
Un abrazo muuuuuy fuerte desde la capital,
Pilar Daneri.
Mi querida Pilar,
EliminarRecuerdo con total claridad casi cada una de nuestras clases. ¡Cómo olvidaros! Y cómo olvidar a la alumna más brillante... Las dudas formarán parte siempre de nuestra vida. Pero mantener esa tensión que provocan en nosotros, esa inquietud existencial cuando nos debatimos entre opciones (volver a tu zona de confort, salir de la caverna y conocer esos otros mundos), hace que LA VIDA sea interesante, ¿no crees?
Yo también te sigo de cerca, Pilar. Estoy deseando leerte y también estoy deseando que vuelvas en navidades para darte un fuerte abrazo. 💜