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miércoles, 7 de febrero de 2024
El barco de Teseo.
Vamos a ver uno de los problemas metafísicos más importantes: el problema de la identidad. Para ello, vamos a hacer referencia a la historia del barco de Teseo. Cuentan que esta historia no fue sólo un mito, sino que existió en realidad. Al parecer, este barco se usaba en un ritual en el que se celebraba que Apolo había salvado a Teseo y a sus catorce hombres. Así, todos los años se mandaba la nave desde Atenas a Delos, lo que suponía un desgaste no sólo del casco, sino también del resto de los componentes del barco.
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martes, 5 de octubre de 2021
sábado, 3 de febrero de 2018
Textos sobre la Revolución Científica.
El último día de clase terminamos de explicar, quizás con un poco de prisa, el tema de Galileo. Como acordamos, la semana que viene vamos a trabajar en clase algunos textos para que podáis practicar la expresión escrita. Os he seleccionado siete textos de Galileo (los podéis descargar pinchando al final del artículo). De momento vamos a empezar por el texto nº 7. Así que para el lunes, ya podéis ir leyéndolo y tomando nota del tema, así como de su organización y desarrollo. El resto de fragmentos podrán entrar en el examen, así que os aconsejo su lectura y estudio.
viernes, 17 de febrero de 2017
CONSIDERACIONES EN TORNO A LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA.
EMPIRISMO LÓGICO
El empirismo lógico es un movimiento que surge en los años 20 y hasta los años 50 fue la corriente más importante en Filosofía de la Ciencia. Este movimiento se desarrolla en torno a la figura de M. Schlick, en el círculo de Viena (Viener Kreis). En 1928 redactan un manifiesto (La Concepción Filosófica del mundo), en el que exponen sus ideas. La distinción entre ciencia y no ciencia fue muy importante para ellos. Así, afirman que una teoría es científica si tiene significado empírico.
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jueves, 24 de diciembre de 2015
La sabiduría total al alcance de la mano (comentario de texto tema 4).
La sabiduría total al alcance de la mano.
Muchos hablan del fin de la ciencia, fallecida de su propio éxito al cumplir del todo su objetivo de hacernos como dioses, conocedores del bien y del mal. Frente al humilde «yo no sé» de Szymborska, el arrogante «lo sabré todo» de Adán al comer la otra manzana. Newton dedicó muchos años a pensar por qué caen los cuerpos, reconociendo luego que solo llegó a saber cómo lo hacen. Pero hoy la ciencia se atreve a invadir las zonas más lejanas y recónditas de la penumbra del mundo, intentando saber, no solo por qué caen las cosas, sino incluso por qué existen. Hasta hay quien cree poder contestar a la súper pregunta de Leibniz, la que nadie se había atrevido a responder: ¿por qué existe algo y no más bien la nada?
Foto: manzanasfamosas.blogspot.com |
Al recibir su premio Nobel de Literatura, Wislawa Szymborska hablaba hace pocos días en Estocolmo de la actitud humilde que deben tener los creadores, resumida en «tres pequeñas palabras: yo no sé». Como ejemplo, decía que si Newton no hubiera tomado esa actitud, no habría comprendido el significado de la caída de la manzana; probablemente no habría hecho otra cosa que comérsela. El gran físico Richard Feynman estaría de acuerdo; según él, una de las bases de la cultura occidental es «el espíritu científico de aventura en lo desconocido, la convicción de que siempre hay algo incierto, es decir, la humildad del intelecto». Y, sin embargo, los enormes éxitos de las ciencias están llevando a muchos a creer que estamos ya muy cerca de comprender con totalidad radical las leyes de la materia, del conocimiento completo y absoluto del mundo. Así lo afirma el gran físico norteamericano Steven Weinberg en su libro Sueños de una teoría final.
Muchos hablan del fin de la ciencia, fallecida de su propio éxito al cumplir del todo su objetivo de hacernos como dioses, conocedores del bien y del mal. Frente al humilde «yo no sé» de Szymborska, el arrogante «lo sabré todo» de Adán al comer la otra manzana. Newton dedicó muchos años a pensar por qué caen los cuerpos, reconociendo luego que solo llegó a saber cómo lo hacen. Pero hoy la ciencia se atreve a invadir las zonas más lejanas y recónditas de la penumbra del mundo, intentando saber, no solo por qué caen las cosas, sino incluso por qué existen. Hasta hay quien cree poder contestar a la súper pregunta de Leibniz, la que nadie se había atrevido a responder: ¿por qué existe algo y no más bien la nada?
A. Fernández Rañada, «La sabiduría total al alcance de la mano», en ABC, 22 de diciembre de 1996.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
viernes, 2 de octubre de 2015
Hechos científicos y leyes (comentario de texto tema 2).
Carnap: hechos científicos y leyes
Los científicos a menudo se refieren a enunciados universales —o, más bien, a lo que expresan tales enunciados— como a «hechos». Olvidan que la palabra «hecho» se aplicaba originalmente a sucesos singulares (y es este exclusivamente el sentido en el cual la aplicaremos). Si se interroga a un científico acerca de la ley de la dilatación térmica, quizás responda: «¡Ah!, la dilatación térmica. Es uno de los hechos conocidos y básicos de la física». Análogamente, hablamos del hecho de que una corriente eléctrica genera calor, del hecho de que la electricidad produce magnetismo, etc. A veces, se los considera «hechos» familiares de la física.
R. Carnap, Fundamentación lógica de la física. Buenos Aires: Sudamericana, 1969, págs. 15-7.
Los científicos a menudo se refieren a enunciados universales —o, más bien, a lo que expresan tales enunciados— como a «hechos». Olvidan que la palabra «hecho» se aplicaba originalmente a sucesos singulares (y es este exclusivamente el sentido en el cual la aplicaremos). Si se interroga a un científico acerca de la ley de la dilatación térmica, quizás responda: «¡Ah!, la dilatación térmica. Es uno de los hechos conocidos y básicos de la física». Análogamente, hablamos del hecho de que una corriente eléctrica genera calor, del hecho de que la electricidad produce magnetismo, etc. A veces, se los considera «hechos» familiares de la física.
Para evitar malentendidos, preferimos no llamar «hechos» a tales enunciados. Los hechos son sucesos particulares. «Esta mañana en el laboratorio hice pasar una corriente eléctrica a través de un solenoide dentro del cual se hallaba un cuerpo de hierro y hallé que este se hacía magnético». Esto es un hecho, a menos, por supuesto, que yo me haya engañado de alguna manera. Sin embargo, si yo estaba en mis cabales, si no había demasiada bruma en la habitación y si nadie había metido baza en el aparato para hacerme una broma, puedo afirmar como observación fáctica que esta mañana se produjo esa sucesión de acontecimientos. Cuando usemos la palabra «hecho», lo haremos en el sentido singular para distinguir claramente estos enunciados de los universales. A estos enunciados universales los llamaremos «leyes», aunque sean tan elementales como la ley de la dilatación térmica o aunque sean aún más elementales, como los enunciados del tipo «todos los cuervos son negros». No sé si este enunciado es verdadero, pero, suponiendo que lo sea, llamaremos a tal enunciado una ley de la zoología. Los zoólogos pueden hablar informalmente de «hechos» tales como que «el cuervo es negro» o «el pulpo tiene ocho brazos», pero en nuestra terminología más precisa, los enunciados de este tipo serán llamados «leyes». [...] La ciencia comienza con observaciones directas de hechos aislados. No hay otra cosa que sea observable. Una regularidad no es directamente observable, por cierto. Las regularidades se descubren solamente cuando se comparan muchas observaciones. Estas regularidades se expresan mediante enunciados llamados «leyes».
jueves, 1 de octubre de 2015
Tema 2. El saber científico.
¿Sabes en qué consiste la ciencia y en qué se diferencia de otras disciplinas? ¿Piensas que los científicos producen un saber objetivo? ¿Tiene límites la ciencia? A estas preguntas y otras que nos surgirán intentaremos responder en el TEMA 2.
Habermas, en su libro Ciencia y técnica como "ideología" (pg 114), nos habla así sobre las diferencias entre el mundo simbólico de la literatura y la ciencia: "El mundo al que se refiere la literatura, es el mundo en el que los hombres son engendrados, en el que viven y en el que, al fin, mueren; el mundo en el que aman y odian, en el que triunfan o se les humilla, en el que se desesperan o dan vuelo a sus esperanzas; el mundo de las penas y de las alegrías, de la locura y del sentido común, de la estupidez, la hipocresía y la sabiduría; el mundo de toda suerte de presión social y de pulsión individual, de la discordia entre la pasión y la razón, del instinto y las convenciones, del lenguaje común y de los sentimientos y sensaciones para los que no tenemos palabras. La ciencia, por el contrario, no se ocupa de los contenidos del mundo de la vida de los grupos sociales y de los sujetos socializados construido en términos perspectivistas, centrado en el yo y preinterpretado en las categorías del lenguaje ordinario: el químico, el físico, el fisiólogo son habitantes de un mundo radicalmente diverso -no del mundo de los fenémenos dados, sino de un mundo de estructuras averiguadas y extremadamente sutiles; no del mundo experiencial de los fenómenos únicos y de las propiedades múltiples, sino del mundo de las regularidades cuantificadas".
Habermas, en su libro Ciencia y técnica como "ideología" (pg 114), nos habla así sobre las diferencias entre el mundo simbólico de la literatura y la ciencia: "El mundo al que se refiere la literatura, es el mundo en el que los hombres son engendrados, en el que viven y en el que, al fin, mueren; el mundo en el que aman y odian, en el que triunfan o se les humilla, en el que se desesperan o dan vuelo a sus esperanzas; el mundo de las penas y de las alegrías, de la locura y del sentido común, de la estupidez, la hipocresía y la sabiduría; el mundo de toda suerte de presión social y de pulsión individual, de la discordia entre la pasión y la razón, del instinto y las convenciones, del lenguaje común y de los sentimientos y sensaciones para los que no tenemos palabras. La ciencia, por el contrario, no se ocupa de los contenidos del mundo de la vida de los grupos sociales y de los sujetos socializados construido en términos perspectivistas, centrado en el yo y preinterpretado en las categorías del lenguaje ordinario: el químico, el físico, el fisiólogo son habitantes de un mundo radicalmente diverso -no del mundo de los fenémenos dados, sino de un mundo de estructuras averiguadas y extremadamente sutiles; no del mundo experiencial de los fenómenos únicos y de las propiedades múltiples, sino del mundo de las regularidades cuantificadas".
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