Posible respuesta a la pregunta 2: Relación del texto con la filosofía de Platón.
El texto del Fedón (74a-75e) recoge de forma ejemplar las ideas centrales del pensamiento de Platón, especialmente su teoría del conocimiento (epistemología) y su metafísica dualista. A través del argumento de la reminiscencia, Platón intenta demostrar que el conocimiento verdadero no se origina en la experiencia sensible, sino en el alma, que ya lo poseía antes de encarnarse.
En primer lugar, el texto refleja la teoría de las Ideas o Formas, uno de los pilares del pensamiento platónico. Según Platón, existen dos niveles de realidad: El mundo sensible, que percibimos con los sentidos, está formado por cosas materiales, cambiantes e imperfectas; y el mundo inteligible o de las Ideas, que sólo la razón puede captar, es eterno, inmutable y perfecto.
En este pasaje, Sócrates usa el ejemplo de “lo igual en sí” (to ison auto): aunque veamos dos objetos iguales, reconocemos que ninguno encarna perfectamente la igualdad. Eso implica que nuestra mente posee la idea de igualdad perfecta, que no procede de la experiencia, pues nunca la percibimos en el mundo sensible. Este razonamiento lleva a Platón a concluir que el alma tuvo contacto con las Ideas antes de nacer, y que aprender es recordar (anámnesis).
Así, la doctrina de la reminiscencia se convierte en una prueba tanto de la existencia de las Ideas como de la inmortalidad del alma. Si el alma recuerda lo que conoció antes de unirse al cuerpo, es porque existía previamente y, por tanto, puede seguir existiendo después de la muerte. El alma, en consecuencia, pertenece al mundo inteligible, mientras que el cuerpo pertenece al mundo sensible.
Este dualismo se refleja también en su antropología: el ser humano es un compuesto de alma y cuerpo, donde el cuerpo es prisión del alma (soma sêma). La tarea del filósofo es purificarse de lo sensible y volver su mirada hacia el mundo de las Ideas, liberándose del engaño de los sentidos. Por eso Platón afirma que la filosofía es una preparación para la muerte, pues morir es separar el alma del cuerpo y permitirle contemplar de nuevo la verdad.
En conjunto, el texto del Fedón muestra cómo en Platón el conocimiento verdadero (epistéme) es racional e innato, mientras que la opinión (dóxa) basada en los sentidos es engañosa. La razón, guiada por el alma, permite al ser humano ascender desde lo sensible hasta lo inteligible, del mundo cambiante al mundo eterno de las Ideas, donde se encuentra la auténtica realidad y el bien supremo.
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