Este curso nos toca enfrentarnos a una rama de la Filosofía, la Historia de la Filosofía. Vosotros ya sois casi unos expertos en esta materia. Si recordáis lo aprendido el curso pasado, esta rama del saber comprende muchas y variadas áreas: epistemología, lógica, ética, filosofía de la ciencia, filosofía de la tecnología, metafísica… Durante estos meses, sin embargo, vamos a centrarnos en el desarrollo de algunos filósofos: Platón, Descartes y Nietzsche, sobre todo, pero también veremos algunos otros que nos encontraremos por el camino.
Para empezar a conocernos mejor, me
gustaría que comentásemos el siguiente texto que Nietzsche escribió en 1874 precisamente
sobre la Historia de la Filosofía:
“¿Qué demonios les importa a
nuestros jóvenes la Historia de la Filosofía? El confuso lío de opiniones ¿les
ha de quitar el coraje de tener opiniones propias? ¿Se les ha de enseñar a unir
sus voces al júbilo general por lo maravillosamente que hemos progresado? ¿O
acaso han de aprender a odiar o a despreciar la filosofía? Casi podríamos
pensar esto último si sabemos lo mucho que se tienen que martirizar los
estudiantes a causa de sus exámenes de filosofía para grabarse en su pobre
cerebro las ocurrencias más insensatas y ridículas del espíritu humano, junto a
las más grandes y más difíciles de entender. La única crítica de una filosofía que
es posible y que también prueba algo, a saber, ensayar si se puede vivir de
acuerdo con ella, no se ha enseñado jamás en las universidades: sino siempre la
crítica de palabras que versan sobre palabras. Y ahora, imaginémonos una cabeza
juvenil, sin mucha experiencia en la vida, en la que se hallan depositados
cincuenta sistemas en palabras y cincuenta críticas de esos mismos sistemas,
todos juntos y revueltos -¡qué devastación, qué burla de una educación para la
filosofía! De hecho se reconoce que en absoluto se educa para ella, sino para
un examen de filosofía: cuyo resultado será, como se sabe y es habitual, que el
examinado, ¡ay, demasiado examinado!- admita ante sí mismo con un hondo
suspiro: “¡Gracias a Dios que no soy filósofo, sino cristiano y ciudadano de mi
Estado”.
Nietzsche, Schopenhauer como
educador en Obras Completas (Madrid, Tecnos, 2018), 810-11.
Contesta a las siguientes
preguntas. Las respuestas me servirán para determinar vuestra capacidad de
análisis y comprensión de un texto filosófico, así como vuestra destreza para
la producción de ideas originales. Tened cuidado con la expresión escrita,
absolutamente esencial para tener una buena calificación final en esta materia.
1. Tema
(idea o ideas principales).
2. ¿Para
qué sirven los exámenes? ¿Crees que hay algún tipo de evaluación perfecta?
3. Según
Nietzsche, ¿qué tipo de filosofía debería enseñarse?
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