miércoles, 23 de septiembre de 2020

Un poema, para empezar.

Solemos separar, sabiamente, los ámbitos filosóficos y poéticos. Los filósofos miran con cierto recelo los versos que se encadenan en una interminable lista de emociones: amor, ira, rabia, miedo, incertidumbre, pasión, tristeza, anhelo... Y con razón, porque ellos no hablan de las emociones; su pensamiento pretende ser racional, lógico, aséptico, un poco como le ocurre al lenguaje científico. Sin embargo, hay que reconocer que los poemas, los buenos poemas, tienen el superpoder de desvelar nuevos tintes en esa realidad monocromática a la que estamos acostumbrados a transitar por inercia. Los buenos poemas socavan con delicadeza los cimientos de nuestro ser, porque nos hacen pensar. Con la música ocurre algo parecido. Así que para empezar el curso con buen pie... y con buena cabeza, os propongo un poema de Mario Benedetti (poeta uruguayo, 1920-2009).

¿Qué les queda a los jóvenes? 

¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?

¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.



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