Pequeños platones,
Dentro de unos días comienza un nuevo curso. Pero antes de
que os incorporarais a las clases y os dejaseis llevar por la inercia del
tiempo académico, me gustaría dedicaros unas palabras. Al fin y al cabo, y
hasta que no tengáis un nuevo tutor, seguís siendo un poquito míos, ¿no?
En primer lugar, daros formalmente las gracias por todo cuanto
me habéis enseñado, no sólo sobre rap y música en general, sino también sobre
las bases mismas del proceso de enseñanza y aprendizaje. Es muy probable que
los primeros días os busque de manera inconsciente por los pasillos de otro
centro y piense que os voy a encontrar sentados en otro aula: mi secretario esperando
para encender el proyector, mis niñas, mis niños, e incluso esa última fila… Sí,
os voy a echar muchísimo de menos.
También quería desearos lo mejor para los próximos meses. Me
consta que empezáis un curso crucial en muchos sentidos. Si vuestras agendas
llenas de eventos festivos (y la feria a la vuelta de la esquina) os lo
permiten, dedicad unos minutos estos días a pensar sobre cuáles van a ser
vuestros objetivos, a corto y a largo plazo. Pero dejad también espacio para
aceptar que algunas cosas surgen de manera inesperada. A menudo os decía en clase
que las vivencias más importantes de la vida no suelen planificarse. Si en
algún momento estáis confusos en relación a los estudios, pensad que todo se
puede enmendar excepto la falta de trabajo y esfuerzo personal. Y, como guía, recordad las palabras de Aristóteles: "Allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades del mundo, está tu vocación”.
Habéis sido unos alumnos brillantes, pero sobre todo, unas
personas excelentes. Esta, y no otra, es la excelencia que cualquier sistema
educativo debería buscar.
¡Hasta pronto!
¡Hasta pronto!
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