Texto 1.
¿Qué es lo más importante en la vida? Si preguntamos a una persona que se encuentra en el límite del hambre, la respuesta será la comida. Si dirigimos la misma pregunta a alguien que tiene frío, la respuesta será el calor. Y si preguntamos a una persona que se siente sola, la respuesta será seguramente estar con otras personas. Pero con todas estas necesidades cubiertas ¿hay todavía algo que el hombre necesite? Los filósofos opinan que sí. Opinan que el ser humano no vive sólo de pan. Es evidente que todo el mundo necesita comer. Todo el mundo necesita también amor y cuidados. Pero aún hay algo más que todo el mundo necesita. Necesitamos encontrar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos (…) Quien se interesa por cuestiones de este tipo está preocupado por algo que ha interesado a los seres humanos desde que viven en este planeta”
Jostein Gaarder, El mundo de Sofía, Siruela, Madrid, 1995, pg 13-14
Texto 2
Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos y también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espera algo de nosotros. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente. Y respondamos no con palabras, ni con meditaciones, sino con el valor y la conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular. Estas obligaciones y estas tareas, y en consecuencia el sentido de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de una forma y manera que resulta imposible definir el sentido de la vida en términos abstractos. Jamás se podrá responder a las preguntas sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas. “Vida” no significa algo vago o indeterminado, sino algo real y concreto que conforma el destino de cada hombre, un destino distinto y único en cada caso singular.
Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona, 1979, pg. 101
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