jueves, 25 de mayo de 2017

LOS BUENOS PROFESORES

Esta es Sonia ("Sonia" es la versión eslava del nombre griego "Sofía", sabiduría; ahora lo entendéis, ¿no?, jejeje) cuando tenía seis o siete años. Recuerdo habérmela encontrado así, jugando con sus muñecas y recuerdo haber pensado en lo curioso de la profesión de docente, en la importancia de la vocación. ¿Profesión? ¿Profesor? ¿Acaso no tienen la misma raíz? ¿Y "docente"? ¿De dónde viene?
¿Qué os sugiere este foto? ¿Qué pensáis cuando veis a Sonia así, a tan corta edad? (Respuesta individual en los comentarios, please)


Os adjunto también las notas que he tomado mientras leía los comentarios de vuestros compañeros sobre las características que todo buen profesor debe tener, por si os ayuda.


3 comentarios:

  1. Pilar Daneri Valleras 1º Bach A

    Opino, en primer lugar, que Sonia es un nombre precioso ;) Cuando era pequeña, leí un libro cuyas protagonistas se llamaban Silvia y Sofía. Silvia significa "natural de los bosques", y Sofía, como has dicho, "sabiduría". Eran dos gemelas que tenían opuestas personalidades: Silvia suspendía todas las asignaturas, pero le encantaba pasar tiempo en el campo con los animales (era la típica deportista nini). Sofía sacaba todo sobresalientes pero para nada era deportista (en este caso era la típica empollona friki). Desde que leí ese libro siempre le dije a mi madre que tendría dos hijas gemelas y que las llamaría Silvia y Sofía (aunque ya la idea de tener dos bebés a la vez me va gustando menos...)

    Hoy hemos hablado con Eva, tu sustituta, sobre la vocación (te estoy escribiendo esto por la tarde porque hoy nos hemos estado presentando, por cierto). Sin duda, el docente (del latín docens, "el que enseña") debe tener vocación. Se nota a leguas cuando un profesor ama lo que hace y cuando no. Es más, sois capaces de hacer que nosotros amemos lo que estudiamos... Y también que no.

    En tu hija veo reflejados el entusiasmo y las ganas con las que un profesor debería ir cada día a trabajar. Veo su intento de enseñar incluso en la forma en la que sienta a sus muñecas. Veo en su pizarra el talento, el esfuerzo y la dedicación (yo con 16 años pinto peores las casitas). Veo en Sonia la autonomía, la capacidad de observación y al mismo tiempo la inocencia de un niño. Probablemente hubiese estado observando cada movimiento de sus profes para poder ser como ellos. Veo en ella la capacidad que tienen los niños de tomar referentes (en su caso, probablemente su maestro/a, probablemente tú…) y de imitar a los adultos buscando parecerse a ellos. Ojalá pudieran los adultos parecerse, aunque fuera de vez en cuando, a los niños…

    La imagino pensando probablemente en ti como tantas veces he pensado yo en mi madre. La imagino, al igual que hacía yo hace años, preguntándose cómo enseñas a tus alumnos o si les riñes de la misma forma que a ella. La imagino incluso pensando en lo guay que sería tener el trabajo de su madre, e igual, quién sabe, pensando en que le gustaría seguir tus pasos…

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  2. ¡Hola Chari! Lo siento por la tardanza, no he tenido la oportunidad de contestar antes a las preguntas que has lanzado. Espero que estés muchísimo mejor y que hayas disfrutado de tu fin de semana, ¡a ver cuando vuelves, muchos te echamos de menos!

    Este jueves estuvimos hablando con tu sustituta, Eva, a cerca de la vocación y sacamos muchas conclusiones sobre el mismo término. Comentamos si un albañil podía tener advocación, también volvimos a comentar las cualidades que tiene que tener un buen profesor… es decir, seguimos el hilo de lo que estábamos trabajando.

    Profesión viene del latín professio-onis, que significa acción y efecto de profesar o ejercer; por lo tanto, sí que tiene una relación muy estrecha con la palabra profesor, al igual que la palabra docente, como ha comentado anteriormente mi compañera Pilar.
    Al ver a tu hija en la foto me ha recordado a mí de pequeña cuando sentaba a mis peluches en la cama cada vez que venía, en entonces, de las clases de infantil. Mi madre me dice que solía enseñar a mis muñecos lo que había aprendido en clase, e incluso arrastraba a mi padre hasta mi habitación para enseñarle el alfabeto, los números y los colores. Y muchísimos años más tarde sigue pasando lo mismo, ya que me encanta explicar a gente el conocimiento que he adquirido y hacerles entender. Disfruto muchísimo al encontrar que esas personas, en efectivo, han aprendido de mí. Desde muy pequeña siempre he querido ser profesora (además de querer ser princesa, submarinista, sirena, astronauta, veterinaria y artista jajajajaja).

    La única diferencia es que nadie en mi familia se dedica a la docencia, por lo que han existido muchísimos profesores a lo largo de mi vida que me han inspirado y alimentado a esa vocación que tenía desde muy temprana edad. Tal vez a Sonia le ocurra lo mismo al tenerte a ti de referente y tú le inspires ese amor que tiene un profesor a enseñar a sus alumnos. Tu hija ve en la enseñanza algo divertido, ya que como una niña dedica su tiempo de juego a imaginarse ser profesora, algo que todo buen profesor debe de tener. Un profesor debe disfrutar de la enseñanza y disfrutar, tal como Sonia, de su profesión. Y aunque sea una niña, muchos adultos deberían tenerla de referente por las ganas y la ilusión que pone para enseñar, aunque sea a pintar casitas. ¿Quién sabe? Tal vez decida seguir los pasos de su madre.

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  3. Hola chari, soy mario muñoz de 1ºbach b, la palabra profesor, viene del latín "professor", (declarar en público) al ver a Sonia así, enseñando a los peluches, la verdad es que es una sensación de pasión y así demuestra lo que le gusta realmente, ya que nadie le dice nada de hacerlo o no, es otra forma de estudiar y más si te gusta, ha podido coger ejemplo de su madre o familia y de ese modo lo hace por gusto, ya que lo ve todo el día.

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