El dilema del viaje a Cazorla.

 Los alumnos de 1º de Bachillerato estaban organizando el ansiado viaje de fin de curso a Granada. Pero surgió un problema inesperado: la empresa de autobuses contratada había sido acusada recientemente de incumplir medidas de seguridad. Algunos proponían cambiar de empresa, aunque saliera un poco más caro.

Dennis, siempre inquieto por lo que es justo, fue el primero en alzar la voz en la reunión de grupo:

—Si hay dudas sobre la seguridad, deberíamos cambiar de compañía. No podemos arriesgarnos solo por ahorrar un poco.

Rafa respondió con tono mordaz:

—Claro, eso lo dice Dennis, que ni siquiera viajó el año pasado porque “tenía principios”. A saber qué historia rara se inventa ahora.

Rania, algo molesta, opinó:

—¿Qué pasa ahora, que quieres que todos vayamos en coches eléctricos para salvar el planeta? Ya basta de cambiarlo todo por miedo. ¡Solo estamos hablando de un autobús!

Atilano, que organizaba las cuentas, se cruzó de brazos:

—Pues si no vais con esta empresa, yo no muevo un dedo más. Bastante estoy haciendo. A ver si luego tenéis valor de organizarlo solos.

Irene, mirando su móvil, comentó:

—Además, el año pasado fuimos con esta misma empresa, y nadie se accidentó ni pasó nada. Eso demuestra que no hay problema.

Iván, con la camiseta del entrenamiento aún puesta, se encogió de hombros:

—Mira, esta es la empresa de siempre. Si ha funcionado durante tantos años, no veo por qué cambiarla ahora. Mis hermanos viajaron con ella sin líos.

El grupo se quedó en silencio. Hasta que Dennis propuso:

—¿Y si buscamos información real sobre las denuncias y decidimos después con argumentos razonados?

Todos se miraron. Por fin, alguien pensaba con claridad.